26 dic 2012

El gambito de Pascal



El gambito de Pascal es la sugerencia que expuso el matemático y filósofo francés Blas Pascal sobre el hecho de que incluso en la situación de que la existencia de Dios no puede ser determinada mediante la razón, una persona debería apostar a que Dios existe, simplemente porque de esa forma uno tiene todo para ganar y nada que perder. Nada más lejos de la realidad, especialmente en la época en la que Pascal vivía, la mayoría de los pensadores de la época empezaban a preguntarse temas existenciales de éste tipo…

Si Dios existe… ¡Genial! Entonces estaba en lo cierto. Si Dios no existe, uno simplemente cambia de creencia, total todos estaban en la misma situación… pero lamentablemente, probar la NO existencia de Dios no es algo demostrable, y justamente, en la duda es donde la religión hace más énfasis. La palabra fe no es más que negar la racionalidad de la creencia, es no prestarse al debate o a responder preguntas. Entonces, si alguien dice que cree en Dios lleva todas las de ganar.

En cambio, decir que uno no cree en Dios, especialmente hace más de un siglo, lo hacía propenso a que la gente lo mirara raro, como mínimo. Las eternas discusiones donde uno intenta imponer la ciencia y la razón por sobre la fe no hacían más que alterar a la mayoría de la gente que no tenía la posibilidad ni la capacidad de descubrir lo que los eruditos de la época sabían puertas adentro. No hay nada peor que ser ateo. Un asesino que cree en Dios, encuentra redención al confesar sus pecados y entregarse al señor. Un ateo inocente, no tiene solución. El peor pecado es negar su existencia, y eso lo hace propenso incluso a morir en la hoguera. ¿Qué no hay pruebas de la existencia de Dios? ¡Hereje! La fe no se discute. ¿Qué no hay pruebas de la NO existencia de Dios? Qué pena, deberías poder explicarlo al decir que no existe.

En mi caso, con navidad pasa lo mismo. No la quiero festejar. No me interesa que hace dos mil años se supone que nació el hijo de un carpintero (porque nunca hubo pruebas fehacientes más que lo que un grupo de personas escribió casi como un cuento de hadas basándose en cuentos paganos y religiones de otros lugares). Mucho menos me interesa si nació de una mujer virgen, y resucitó. Si digo eso de cualquier otro ser, me dirían loco. Pero discutir a Jesús… jamás. En navidad, ni siquiera me interesa toda la parafernalia pelotuda del arbolito, las comidas y las reuniones en familia que podrían darse en cualquier otro día. Recordemos que el festejo de navidad no es más que la apuesta del catolicismo para remplazar las fiestas paganas que se daban en las mismas fechas.

Sabiendo todo esto, sin embargo no me queda más que poner cara de póker y “festejar” navidad. Soy el bicho raro si no lo hago. Todos me van a condenar mentalmente si grito a viva voz todo lo que pienso… ¡incluso cuando ellos no pueden ni siquiera empezar a debatir la lógica de sus acciones en estos días!. Odio la navidad. Ni siquiera me gustan los regalos. Pero por hoy, mejor poner cara de póker y “festejar”. Total, a mí me cuesta un día. Pero mi paz mental, muy en el fondo, sigue intacta.

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