29 jun 2011

Through the looking glass

Alicia miró alrededor suyo con gran sorpresa.
-Pero ¿cómo? ¡Si parece que hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo está igual que antes!
-¡Pues claro que sí! -convino la Reina-. Y, ¿cómo si no?
-Bueno, lo que es en mi país -aclaró Alicia, jadeando aún bastante, cuando se corre tan rápido como lo hemos estado haciendo y durante algún tiempo, se suele llegar a alguna otra parte...
-¡Un país bastante lento! -replicó la Reina-. Lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido.

(Lewis Carrol, “Through the Looking-Glass, and What Alice Found There”)

Para quienes no tuvieron la suerte de leer la secuela de “Alicia en el país de las maravillas”, los pongo en situación. La obra básicamente trata de un gran juego de ajedrez (así como su predecesora, tenía como uno de los ejes de la historia a los naipes). En su loca aventura, Alicia se encuentra encerrada dentro de una loca partida, y entre otros personajes, encuentra a la Reina Roja. La misma, emulando las acciones de una reina en el ajedrez, se podía mover muy de prisa y en cualquier dirección. El problema radicaba en que, por mucho que se moviera, jamás podía salir del tablero… es por eso que Alicia no lograba entender cómo, aún moviéndose deprisa, parecía estar siempre en el mismo lugar.

En definitiva, es como si la reina siempre jugara con handicap: para poder permanecer donde está, debe correr a gran velocidad. Por más frustrante que parezca, todo el esfuerzo solamente la dejará en el mismo lugar. Creo que aún peor es el hecho de que no depende del todo de ella misma el poder avanzar, ya que hay otros factores que necesariamente la influyen pero quedan fuera de su control. Lamentablemente, la situación de la Reina Roja que debe moverse deprisa solamente que para poder mantener su propio lugar es una analogía para muchos casos de la vida, incluyendo al amor.

Cuando una persona conoce a alguien interesante, es fundamental poder mantener el estímulo y generar permanentemente nuevas situaciones para poder, al menos, conservar lo que uno tiene. Uno no se puede dormir en los laureles con lo hecho previamente, ya que cuando uno no progresa, está quedándose quieto mientras el mundo a su alrededor se mueve. Es aún peor el hecho de que puede haber otra persona que, buscando a ese mismo alguien, esté moviéndose a paso veloz para seguir avanzando. Tarde o temprano, si uno se estanca mientras otro progresa, indirectamente queda relegado… lo cual es muy común que le pase a relaciones donde faltan emociones y estímulos nuevos, mientras aparece un tercero con hambre de gloria dispuesto a dejar todo para demostrar que hay un mundo menos monótono simplemente abriendo los ojos.

Por mi parte, voy a hacer como la Reina Roja y me voy a seguir moviendo, por más que avance lentamente. Sé que vale la pena, y sé que muchos otros seguramente se cansaron de correr para terminar siempre en el mismo lugar. También tengo clarísimo que no siempre depende de mí, que a veces el tablero es limitado y el resto de las piezas también se mueven esperando comerse a sus oponentes. No me preocupa, puedo fantasear y vivir en un país de las maravillas como Alicia, y jugar una partida a mi medida. No me asusta lo extraordinario.

Jaque… te toca mover a vos ahora.

4 comentarios:

  1. Me encanta como escribís :)

    Estoy completamente de acuerdo con lo que decís, hay que generar movimiento aunque terminemos muchas veces en el mismo lugar.

    Pero tanto en la vida como en el amor, entiendo que hay que encontrar un equilibrio entre moverse demasiado rápido y no moverse lo suficiente. Y quizás, si tenemos suerte, podamos encontrar a una persona que se mueva de forma parecida a la nuestra.

    Saludos!

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  2. http://asesinacereal.blogspot.com/2011/06/lo-que-mas-me-gusto-de-londres.html

    mirá, justo hace una semana estuve en la tumba de Lewis Carrol. me parece brillante (él, no la tumba!)

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  3. Vos sos una de esas personas que me roba los pensamientos, Nico.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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